Chocolate, nuestro caballo
En la granja cuando hablamos de Chocolate estamos hablando de nuestro caballo. Lo compramos hace un lustro y ahora tendrá, más o menos, 15 años de edad. El nombre se lo puso su anterior dueño y no nos pareció oportuno cambiarlo.
Es un alazán muy sociable. Le encanta el contacto con la gente, sobre todo si le dan un poco de pan.
No tenemos mucho tiempo para montarlo y darnos unos buenos paseos con él y es una pena porque Chocolate es un caballo manso y se deja dirigir con facilidad, lo cual es una gozada para los que no somos buenos jinetes.
Cuando queremos tenerlo contento cogemos la almohaza y lo cepillamos. El mismo va cambiando de postura según donde quiere ser rascado. Por lo demás apenas da trabajo. Simplemente hay que cambiarlo de prado cuando la hierba se le acaba y revisarle los cascos para que esté en perfectas condiciones.
Solo una vez nos dio un pequeño susto. Pensando que era pienso se comió una bolsa de veneno para caracoles y estuvo a punto de morir envenenado. Afortunadamente no fue así y podemos seguir disfrutando hoy de su compañía.
