Día de pedicura
Es muy importante para la salud de los animales que tengan las patas en buenas condiciones. Una de las cosas a vigilar son sus pezuñas, que son el equivalente a nuestras uñas. Van creciendo poco a poco y, si no las cortas, acaban siendo una molestia Por eso, un par de veces al año, traemos un experto y organizamos un día de pedicura para todas las vacas de la granja.
La jornada no suele ser muy placentera para ellas. Para poder sujetarlas hay que meterlas en una especie de cajón que más parece un potro de tortura y, lógicamente, se asustan y no quieren entrar.
Una vez que hemos conseguido que estén dentro, la cosa no va mejor. Deben quedar suspendidas, sujetas por unos arneses y con las patas dobladas como si estuvieran de rodillas. Todo esto no es nada doloroso pero se ponen muy muy nerviosas. Así que procuramos estar junto a ellas tranquilizándolas.
A modo de cortaúñas gigante se utiliza una pequeña amoladora con un disco que va gastando las pezuñas hasta que se consigue el tamaño correcto. El proceso apenas dura tres o cuatro minutos, entonces se descuelga de nuevo la vaca y, una vez de pie, se abre una especie de puerta y se le deja salir.
