Lucilia sericata

Lucilia sericata

29 julio, 2020 0 Por admin

La mosca Lucilia sericata no es mala. De hecho, es muy amiga de los forenses y de los médicos. Pero para los pastores y, sobre todo, para las  ovejas se convierte en una pesadilla. Por eso es importante conocerla, con sus luces y sus sombras.

Así es la Lucilia sericata

Mide unos 12 mm, sus alas son de color claro y sus patas y antenas negras. Es una de las que comúnmente llamamos moscas verdes. Y es bastante difícil distinguirla de otras Lucilias. Investigando un poco he dado con tres detalles que la diferencian del resto y que, si la mosca está quieta y consigues hacerle una buena foto, se pueden ver sin necesidad de microscopio:

  • Tiene tres pares cerdas en el mesotórax dorsal, lo que traducido a nuestro lenguaje de no iniciados en el mundo de los insectos quiere decir que luce tres pares de pelillos en cada lado de su «espalda».
  • También tiene una sola seda antero-dorsal. Más o menos, un pelito a la altura de la «rodilla»
  • La basicosta es de color claro.

Aun teniendo en cuenta estas características para estar seguros 100% de su identidad es necesario el microscopio. Esto se traduce en que no puedo estar segura 100% de que la foto sea una L. sericata.

Dejando al lado su físico, una de las cosas más llamativas es cómo se aparean.  Las hembras fértiles mueven sus alas de forma diferente a las que ya son viejas y esto produce que el sol se refleje en su metalizado color verde de una manera especial que cualquier macho con ganas de sexo sabe interpretar. Una vez que ha localizado a su pareja inicia el cortejo golpeándola con una pata en la cabeza. Si la hembra es receptiva se aparean enseguida. Si no, tratará de quitarse de encima al macho. Pero la verdad es que casi nunca lo consigue por lo que la cópula se suele producir en casi todos los casos. Y no se pude decir que sean unos románticos porque una vez que han terminado, cada uno se va por su lado y «si te he visto, no me acuerdo». En fin, el sueño de muchos «donjuanes».

Las luces de la Lucilia sericata

Lo primero que hay que destacar es que es una mosca solidaria. Las madres se ponen de acuerdo para poner los huevos en el mismo sitio, generalmente carroña que servirá de alimento a sus crías. Sus bebes, las larvas, viven más y mejor cuando están junto a otras larvas. En compañía mantienen mejor el calorcito que tanto les gusta sentir y aúnan esfuerzos (jugos que segregan) para hacer de la carroña alimento más digerible.

Las moscas adultas se nutren polen y, por lo tanto, ayudan a la polinización que tan imprescindible es para la fertilidad de los campos.

No solo es un buena chica cuando se encuentra entre sus semejantes. También se suele portar bien con los humanos. Para los forenses son una ayuda casi imprescindible. Un estudio de las larvas de L. sericata les ayuda a determinar cuánto hace que lleva muerta la víctima y si ha habido manipulación  «post morten».

En medicina pueden  limpiar las heridas de tejidos muertos y combaten cierto tipo de bacterias con los jugos que segregan.  Supongo que debe de ser asqueroso ver tu herida llena de gusanos. Pero siempre será mejor que sufrir una peligrosa infección o, pero aun, la amputación de cualquier parte del cuerpo

Las sombras de la Lucilia sericata

Para las ovejas, sin embargo, esta mosca es un horror. Las hembras sericata ovopositan preferentemente en la carroña, pero también lo pueden hacer en la lugares húmedos como la lana mojada o el ano de las ovejas. Cuando nacen las larvas aprovechan cualquier herida para instalarse y empezar a alimentarse.

Lucilia en la granja

Para evitar en a medida de lo posible los «ataques» de esta mosca verde esquilamos nuestras ovejas cada primavera y las vigilamos atentamente. Aun así, como cualquiera que haya tenido un rebaño de ovejas, de vez en cuando nos encontramos que están criando gusanos y hay que hacerles, y rápido, la cura correspondiente.

Cuando una oveja es atacada por las larvas  sufre mucho porque siente como se la van comiendo poco a poco. Se le nota inquieta, se mueve continuamente, se intenta rascar… Si no se actua rápido puede morir en pocos días. Para atajar el mal, localizamos el foco de infección, lo limpiamos lo mejor posible y lo rociamos con zotal para obligar a los gusanos a salir a la superficie. Y normalmente logramos salvar la vida de la oveja que queda, eso sí, debilitada.