
Obituario de Pirata
Pirata era el gatito, en realidad gatita, tuerto de la granja. Además, dentro de nuestros gatos asilvestrados, era el único que dejaba que te acercaras a él y lo tocaras. Tanto se había hecho a nosotros que todas las mañanas se acercaba desde la cuadra a nuestra casa a recibir su trocito de pan para el desayuno. Ayer apareció muerto y le he querido dedicar este obituario.
El motivo del deceso nos es desconocido. Aparentemente estaba sano y sin problemas. El domingo pasado, sin ir más lejos, me acompañó en uno de mis «safaris de insectos» esperando recibir a cambio esas caricias en su cabeza que tanto le gustaban. Tampoco presenta signos de violencia, y es que nunca lo hemos visto pelearse con el resto de sus compañeros felinos.
Pirata era uno de mis gatos favoritos. Desde que nació con un ojo ciego me he preocupado por cómo evolucionaba. Lo he visto pelearse de mentiras con su hermana gemela, aprender a cazar jugando con su madre, venir alegre, con la cola levantada, anticipándose a su ración de leche…
Cada vez que me veía se acercaba y me rozaba la pierna esperando que me fijara en él y me mostraba la parte del cuerpo en la que quería recibir mis caricias: unas veces su cabeza y otras el lomo.
En fin, voy a echar mucho de menos a Pirata que ni siquiera deja descendencia y quería dedicar un post a su memoria haciéndole este pequeño obituario.